
13/07
2022
La Realidad Virtual más allá de los videojuegos: experiencias que nos permiten cumplir sueños y superar barreras
Es genial poder jugar a ser un superhéroe o sobrevivir a un apocalipsis zombi, pero, para muchas personas, la Realidad Virtual puede ser una ayuda a la hora de socializar o superar las barreras físicas
En el último programa de Ready Player Marca, comenté los usos de la Realidad Virtual más allá de los videojuegos. Esto tiene una extensión mucho más amplia de lo que a priori podamos percibir. Desde aplicaciones fuera del ámbito doméstico, como en la medicina o la construcción, pasando por diseños de hogares que los futuros compradores pueden ver de forma realista. No obstante, voy a centrarme en aquello a lo que tenemos acceso desde nuestras casas y de lo que quiero hablar en este texto: las redes sociales y otras herramientas en VR que pueden emplearse para romper barreras.
Una nueva forma de socializar y conocer gente
Soy consciente de que muchas personas sienten rechazo hacia el propio concepto de socializar a través de una videoconsola y ya ni hablemos de un visor de realidad virtual. Puedo entender el conflicto a la hora de encajar la socialización como siempre la habíamos entendido – de forma física y presencial – dentro de algo que parece tan frío e individual como ponerse un visor en la cara y “aislarse” del mundo.
Sin embargo, muchas veces se nos olvida que existen personas con dificultades a la hora de relacionarse. Gente más introvertida o que, por el motivo que sea, se pueden sentir fuera de lugar al reunirse con grupos en un ambiente en el que no se sienten cómodos.
Con esto en mente, y especialmente tras haber experimentado la Realidad Virtual en primera persona durante muchas horas, se me antoja sencillo entender cómo esta tecnología y el concepto del metaverso puede ayudar a relacionarse y encontrar amigos. Basta con sumergirse por aplicaciones como Rec Room o VR Chat durante un rato para encontrar miles de usuarios con los que pasar el rato, jugar juegos de mesa, charlar a la orilla del mar o salir de karaokes.
Puede que, si nunca has experimentado la Realidad Virtual, haya algo que no te encaje. En ese caso, te diré que la pieza perdida es la inmersión que todo adquiere al ponernos el visor. No hablo de estar en el entorno virtual y poder mirar a tu alrededor, sino de tener un avatar que habla cuando tú lo haces, que incluso sonríe cuando tu tono de voz es alegre o que puede – hasta cierto punto – trasladar tu lenguaje no verbal a la VR.
A partir de este punto, las cosas empiezan a cuadrar. Puedes salir a un karaoke y darlo todo sin exponerte. No importa si no sabes bailar; puedes hacerlo desde la intimidad de tu habitación y, aun así, compartir ese momento social con personas que están bailando igual que tú. Conocer un montón de gente y vivir un montón de situaciones disparatadas que creo con sinceridad, podrán ayudar a aquellos con dificultades para socializar a encontrar un espacio seguro en el que hacer amigos.
También quiero creer y lo hago fervientemente en esta idea. Como amante de los videojuegos desde pequeño, me agota ver como a la más mínima oportunidad, se culpa al medio de los malos actos e influencias negativas sobre los niños o la sociedad. Es por ello que quiero dejar este mensaje de positividad, de ayuda y de entorno social en el que aprender, comunicarse y pasarlo bien. Podría escribir de forma negativa sobre todo este asunto pero estaría mintiendo. Lo haría porque la realidad que he vivido en primera persona ha sido una en la que la gente se conoce, se divierte y se ríe a pleno pulmón en compañía de amigos y desconocidos.
La facilidad de ver el mundo sentado en tu salón
No son estas barreras las únicas en las que la Realidad Virtual puede ayudar. De igual modo, personas que sufren algún tipo de barrera de movilidad o de cualquier otra índole, pueden encontrar un apoyo en esta tecnología. Evidentemente nunca será lo mismo, nunca será real, pero hemos de tener en cuenta el largo camino que tiene la VR por delante y el realismo que podrá alcanzar en unos años.
Sobre esto hablo de forma muy cercana ya que lo viví con mi propia madre. Por circunstancias de la vida y con ciertos años, no ha podido cumplir uno de sus sueños: visitar Egipto y sus pirámides. Sin embargo, un día descubrí una experiencia gratuita para poder visitar el interior de la tumba de Nefertari. Hablamos de una aplicación que únicamente debe utilizar sus recursos en mostrar el entorno, ergo os podéis imaginar el detalle gráfico de la misma, rozando el fotorrealismo.
Os prometo que no tengo palabras que puedan transmitir en este texto las reacciones de una persona de esa edad, que jamás había probado la Realidad Virtual, y cuya primera experiencia fue encontrarse en el interior de una pirámide. Simplemente os pido que me creáis cuando os aseguro que durante unos minutos mi madre sintió que estaba cumpliendo uno de los sueños de su vida.
En cualquier caso, no todo gira en torno a cumplir sueños, porque dejando las dificultades a un lado, el hecho de ver el mundo en tres dimensiones sentado en tu sofá es una experiencia maravillosa en sí misma. Ejecutar Google Earth y poder volar por todo el planeta para visitar ciudades que conocemos o que queremos visitar es una maravilla. Además, hablamos de usos útiles como la posibilidad de planificar una ruta o reconocer una zona a la que vayamos a hacer un viaje próximamente.
Si os preguntáis sobre otro tipo de experiencias como eventos musicales, también son viables en un entorno virtual. Nuevamente, soy consciente de que no es algo real pero es genial poder estar en el escenario junto a tu artista favorito en un estadio abarrotado de gente. De igual modo, podemos encontrarnos en mitad de la sabana africana rodeados de leones a pocos centímetros de nuestra cara sin temer por nuestra integridad.
En definitiva, la Realidad Virtual ofrece grandes dosis de diversión a través de los videojuegos; ser hechiceros o soldados armados hasta los dientes es genial. No obstante, esta tecnología es capaz de brindar experiencias muy bonitas sin tener que jugar. Ver un corto de animación envolvente que se genera a tu alrededor conforme te cuenta una historia es algo que me emocionó. He reído durante horas disfrutando de una tarde de ocio con amigos en VR Chat, cantando juntos y jugando juegos de mesa. También he podido volar por todo el globo, ver a vista de pájaro cientos de ciudades del mundo o relajarme tras una cascada escuchando el sonido del agua. La Realidad Virtual es genial por la inmersión en sus videojuegos, pero también porque permite cumplir sueños y vivir cosas de otro modo imposible. No lo puedo negar, es una sensación fantástica, os la recomiendo.